6. El
Libro de torturas del faraón.
Urgía exorcizar al fantasma. La fortuna premió la
perseverancia del equipo directivo. En la tumba de Usthiasuk desenterraron
varios instrumentos de tortura: la palmatoria, la vara, la regla de roble
macizo y la correa con púas. Junto a estas evidencias, el descubrimiento de El Libro de torturas del faraón vino a
refrendar que el antiguo director se inspiraba en la Divina Comedia para
martirizar a sus víctimas. La obra era tan extraordinaria
que la doctora Cárdenas la reeditó para que fuera del dominio público. Veamos
una reseña de la misma.
“No apto para cardíacos.”
La Tribuna
“El contenido de este libro puede herir gravemente su
sensibilidad.”
El
Heraldo del Progreso
“Mas de diez
millones de ejemplares vendidos… Miles de lectores condenados a no conciliar el
sueño durante el resto de sus vidas.”
Farbes.
Vlad Usthiasuk
El libro de torturas del faraón
Las
últimas excavaciones arqueológicas en Oxforbridge nos han descubierto un mundo
fascinante y cruel: el del antiguo y tiránico director Usthiasuk, conocido
popularmente como el faraón. Durante
mucho tiempo el contenido de este libro se consideró tan duro que no se
atrevieron a publicarlo, porque describía cómo se vivía en los oscuros tiempos
del faraón. ¿Cuánto era el
dolor que los pobres alumnos eran capaces de soportar? Si usted ha soportado
los relatos de Lovecraft, Poe o Machen esta obra le resultará aún más
terrorífica. El Libro de las torturas
de Usthiasuk: un libro pesado con un armazón de hierro forjado que se cerraba a
cal y canto. En él, Usthia-suk anotaba el tormento reservado a cada una de sus
víctimas: alumnos y profesores díscolos. Su contenido es tan horroroso que no
nos sentimos autorizados a divulgar los detalles porque pueden herir la
sensibilidad del lector, aunque se rumorea que los suplicios están inspirados
en la Divina Comedia y el código de Hammurabi. Oigamos a un testigo que no
quiere revelar su nombre por temor a represalias: “En la tumba de Usthiasuk,
una vez al día un rayo de luz se filtra por las paredes, ilumina al faraón y este se reaviva por unos
momentos: su rostro se enciende, sus ojos punzantes brillan y su cuerpo se pone en movimiento, o al menos eso dicen
cuentos de viejas. Muchos testigos aseguran que el viejo director no murió y
que se aparece por las noches a los
alumnos y orientadores desprevenidos para darles algún que otro susto.”
Con El Libro de torturas del faraón desprestigiaron
a Usthiasuk. Mas, ¿bastaba esto para conjurar al fantasma? Llamaron a un
exorcista y, dos días más tarde, lo expulsó del zooinstituto para siempre.
– Doctora
Cárdenas, quiero presentarle al descubridor del Libro de torturas del faraón
– dijo el profesor Magoo –. Es uno de nuestros colaboradores: el doctor
Tuhmahul.
– Es un placer
conocerle, doctor. No sé qué habríamos hecho sin usted. Me encantaría invitarle
a la presentación de mi próxima obra.
– Con todos
mis respetos, doctora –le interrumpió Magoo –. Se me ha ocurrido una idea
mejor. El doctor podría ser uno de los protagonistas de la ceremonia.