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HISTORIA SECRETA DE "SOMBRAS DE CRISTAL"

LA HISTORIA SECRETA DE SOMBRAS DE CRISTAL

 Demandado por mis propios personajes
¡No se lo van a creer! ¡Estos homúnculos me han denunciado a un sindicato de mamarrachos! ¡Así me lo agradecen! ¡Yo que he sido como un padre para todos ellos!... El mismísimo Calahorra, que se ha autoproclamado liberado  sindical,  me dio un golpe bajo cuando menos me esperaba: me llamó parásito y me dijo que si yo lograba dejar de ser invisible sería gracias a ellos y me exigió una participación en los royalties, a los que llamó pomposamente cuotas de celebridad; y yo me tuve que morder la lengua. También me habló de explotación personajil  y exigió un horario de trabajo de ocho páginas por novela y que si hacían páginas extras.... bla, bla, bla, bla, y que mejor que contratara a nuevo personal para el resto de las obras, con vacaciones pagadas y seguro a todo riesgo, por supuesto, ya que la vida de un personaje era muy azarosa, y añadió que le había abierto los ojos en el  sindicato un cura renegado, un tal Manuel Bueno Mártir. Que sí, que lo sabía de muy buena tinta, que yo era un explotador, y me mencionó a un tal Stajanov, que estrujaba a los trabajadores un montón de horas para conseguir unos objetivos quinquenales. Que si alguna vez en la novela habían cometido alguna tontería era por mi afán de hacerles trabajar a destajo, según un plan establecido,  y que eso tenía arreglo, si les dejaba a ellos las riendas y se emancipaban como  Servi Padroni. ¿Cómo no iba a romper el convenio laboral? ¡Es qué no sólo exigían mi firma! ¡Querían que me  comiera ese papelucho con patatas!

  El Fantasma del Autore Padrone
Los trabajadores de Sombras de Cristal S.L  agradecen el apoyo prestado por la BG. De hecho  este periódico se ha comprometido a que los personajes cuenten su propia versión de los hechos, tergiversados maliciosamente por el autor de la novela antedicha.  El Autore, Padrone ha pasado a la historia. Ahora permanecerá mudo a la sombra de sus propias criaturas. Estos dejarán de aparecer como idiotas supinos para ofrecer su verdadero rostro: inteligente, noble y bien parecido. No obstante, estos expresan su desconfianza porque el alevoso autor- alias Hombre invisible, alias Fantasma de la Ópera,  alias Hombre sin rostro y el temible Simpaticlón - es especialista en artes ocultas y bien conocido por su habilidad para esconderse entre bastidores como homo absconditus (y al mencionar estas palabras todos ellos se santiguan como si hubieran mentado al diablo) y sabe de vez en cuando  surgir de las tinieblas como un fantasma y dar algún que otro golpe de efecto. Nada, apenas un truco de escenografía. Algunos piensan que se colará en la novela a través de un escotillón secreto y nuestros trabajadores tiemblan sólo de pensarlo. Para prevenir esta posible contingencia, la BG ha organizado un sistema de vigilancia con un equipo de exorcistas y policías literarios, con la SGPEE (Sociedad General de Personajes Españoles y Europeos) al frente, que velaran para que se cumpla el acuerdo y el autor no salga ilegalmente de las tinieblas. No obstante, el acusado no ha respetado los términos del convenio como muestra una  foto malograda en la que éste con guardarropía a lo Gaston Leroux, es golpeado por un policía literario, cuando intentaba aparecer en escena mientras Esther Hutchinson quitaba el polvo a un palco de la ópera y a algunos de los espectadores.
Unas palabras de protesta del 
OCULTO AUTOR
 ¡Qué locura es esa de dejar hablar a los personajes! Es como abrir la jaula de los grillos. Desde que el gato Murr escribió detrás de los manuscritos de su amo su particular visión gatuna, algunos  fantoches han querido que nos  tomáramos en serio sus maullidos. ¿No se dan cuenta de que nuestra vida quedaría reducida a las desafinadas baladas de un gato o a los rebuznos de un asno? ¡Pero cómo voy a consentir que la señora Hutchinson, sin experiencia de la vida,  o el introvertido Koch, que sólo tiene ojos para sus bacilos, cuenten su propia versión de la historia. ¿Y qué me dicen  del bruto de  Calahorra, que sólo articula onomatopeyas? ¿Qué objetividad pueden tener los hechos en boca de estos menores de edad mentales? Los seres superiores  corremos el riesgo de acabar convertidos en unos bacilos en manos de Koch o atontados por el plumero de una maniática de la limpieza. Ahora bien; si  no hay más remedio, tendré que escuchar sus berridos.