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miércoles, 20 de enero de 2021

Voces de la Albania comunista

Existe una enfermedad insólita llamada el síndrome de Capgras. El paciente piensa que han sustituido a sus parientes y amigos por unos dobles y ni siquiera reconoce su propia imagen en un espejo, creyéndola la de un impostor.

En Albania esto no es un trastorno, sino una realidad: no tienes parientes ni amigos (puesto que estos te pueden denunciar en cualquier momento) y el Partido, como espejo en el que reflejarse, te dice quién eres.

Tu verdadero padre es el tío Enver y el Partido, tu madre, aquella que engendra y moldea al hombre nuevo:

 En el mundo de las mentiras nadie podía ser quien era. Nuestros hijos no nos pertenecían. Mi hijo no era mío, su madre era el Partido. Margo Rejmer. Barro más dulce que la miel. Trad. De Agata Orzeszek y Ernesto Rubio. La Caja Books. Página 93

El país es un gran escenario y sus ciudadanos, figurantes. Representan una obra titulada Un mundo feliz.  En la sociedad medieval tu rol estaba establecido de antemano y, si no te salías del papel, estabas relativamente seguro. En principio, en esta nación la puesta en escena parece responder a este patrón:

 La autoridad manejaba la vida de todo ciudadano y decidía quién iría a la universidad y quién a la cooperativa […] op.cit.p.12

Pero, a diferencia de otras sociedades cerradas, la Albania socialista es una obra abierta en la que los papeles van cambiando. Enver es un autor descontento que continuamente reescribe la obra y a nadie lo protegen sus méritos, ni siquiera  a héroes de la patria o partisanos:

 Los buenos en cualquier momento podían pasar a ser malos. Los malos, por norma general, seguían siendo los peores hasta el día de su muerte. op.cit.p.12.

La puesta en escena tiene que ser impecable. En el mundo perfecto no hay miserias. Por eso, para desmentir las calumnias imperialistas, un día abren una bonita tienda:

 Los habitantes de Shkodër, atónitos, ven abrir en la calle principal una tienda del todo extraordinaria, llena de dulces, frutas y manjares olvidados desde hace años.  No tarda en congregarse una multitud que, por orden de la policía,  debe dispersarse para dejar paso a una mujer elegantemente vestida que con tono decidido recita al ojo de la cámara: “Nos acusáis de que en Albania no hay comida. ¡Mirad, mentirosos! ¡En Albania los estantes están llenos!” op.cit.p.47

Por desgracia, como los sueños del país de Cucaña, es esta una visión fugaz:

 Para dar verosimilitud al material, dejan que al mostrador se acerquen tres personas contentísimas , tras lo cual la tienda es cerrada y la multitud dispersada. op.cit.p.47

En el país de los búnkeres y muros de granito las piedras hablan y con ellas se construyen los monólogos y diálogos de la obra teatral, una serie de consignas patrióticas. No obstante, algunos desaprensivos se valen de estas para sacarse las piedras del zapato y enhebrar discursos:

 Tuve un compañero de clase, muy listo él, pero toda su inteligencia estaba focalizada en cómo no pegar palo al agua. Cuando el profesor le preguntaba por cualquier cosa, por ejemplo, por el ciclo de crecimiento de la patata, mi compañero empezaba a soltar la cantinela:

- El Partido hace especial hincapié en el cultivo de la patata para que el pueblo albanés no conozca nunca el hambre, ya que la patata es pan y alimento.

¿Y qué podía hacer el profesor ante semejante “dictum”? op.cit.p.270

No todos los maestros son tan benévolos. Estos, juntos a los directores de fábricas y, sobre todo, la Sigurimi (la temida policía secreta) son los directores de escena que cuidan que ningún personaje se desvíe del guión. Para ello se valen de algunas trampas:

 - ¡Atentos!- exclama la maestra. Ahora os haré una pregunta difícil. Tendrá premio quien sepa contestarla. ¿Qué es esto?

Y dibuja en la pizarra dos líneas cruzándose. Los niños están asustados, nadie lo sabe. Finalmente uno de los pequeñajos no aguanta la tensión y exclama triunfante:

- ¡Una cruz!

La maestra asiente con la cabeza.

- Muy bien- felicita-. Dile a mamá y a papá que vengan mañana a la escuela. Me gustaría hablar con ellos. op.cit.p.192.

No todos son tan ingenuos. La mayoría sabe cuidar de sí mismo y cuidarse de los demás. Y es que los directores de escena cuentan con millones de ayudantes, uno de cada cuatro albaneses es espía de la Sigurimi:

 Cuando alguien venía a vernos, nunca estaba segura de si quería pedir algo prestado o espiar. Si alguna amiga se quejaba: “Nos corresponden solo cien gramos de café al mes”, yo debía contestarle: “¿Qué dices? ¡Si es muchísimo café!” Con cada palabra, con cada paso, me protegía de los demás. Entre el mundo y yo se elevaba siempre una pared de cristal. op.cit.p. 88.

A veces el pecado del personaje se reduce a destacar de la mediocridad ambiente:

 En cuanto alguien destacaba, en cuanto se posaba en él el ojo de un funcionario de la Sigurimi, se empezaban a acumular infundios para destruirlo. op.cit.p.70

Por eso, la mejor estrategia de supervivencia es ser invisible. Porque el único sol que ilumina el país de las águilas es Enver Hoxha y sus hijos son su sombra. Si en el cielo cristiano, los ángeles gozaban de la contemplación de Dios; en Albania todas las miradas convergen en el amado líder.

Si mientras vivió, Enver era la luz del paraíso y todos los ciudadanos habían de manifestar alegría y felicidad:

 Érase una vez un paraíso donde todo el mundo tenía el derecho a la alegría del progreso […] Por eso se recomendaba a los ciudadanos que sintieran entusiasmo y felicidad, ya que una muestra de descontento o una broma inoportuna, o sea, agitación y propaganda, podían suponer de seis meses a diez años de cárcel. op.cit.p.11.

Con la muerte de Dios-Hoxha todo son lágrimas y ¡ay de aquel que no sepa manifestar el dolor por la pérdida del padre! :

 Por un sufrimiento sobrio, moderado, no del todo convincente, se puede ir a parar a la cárcel […] La gente va a parar entre rejas por acusaciones absurdas: “Sonrió el día de la muerte de Hoxha.”  op.cit.p.250

Por lo que los sufridos ciudadanos utilizan recursos muy ingeniosos:

 Se frotaban en secreto los párpados con trozos de cebollas guardados en los bolsillos. Cerillas clavadas en las comisuras de los ojos causaba el efecto buscado de vasos sanguíneos rotos. “Barro más dulce que la miel”. Trad. De Agata Orzeszek y Ernesto Rubio. La Caja Books. Página 250

Recursos que los norcoreanos aplican con gran profesionalidad como podemos ver en este video:


Pero, ¿murió en verdad Enver Hoxha? No, una gran parte delos albaneses sigue creyendo en Dios, aunque lleve muerto varios años. Lo consideran un gran estratega y al Comunismo, un gran invento mal llevado a la práctica. Otros, más complacientes, culpan a los burócratas de los excesos del régimen y piensan que el dictador solo encarceló y mató a los culpables.

Más allá de estas nostalgias, ¿se siguen oyendo las voces de Albania? Hoy en día, premios Nobeles, poetas y profesores de universidad han arruinado su carrera por un supuesto comentario políticamente incorrecto o tras ser denunciados por “mal comportamiento” por los portadores de la virtud. Si en Albania, un chiste o una simple crítica a la verdura patria acarreaban penas de cárcel, en la actualidad un comentario “inoportuno” o una crítica “inapropiada” pueden provocar que te borren de la historia como en las bibliotecas albanesas, incluso si tu biografía ha sido modélica hasta el momento de la “falta imperdonable”.  La última víctima ha sido “La Odisea”, suprimida del plan de estudios de Lawrence, Massachusetts, por retratar ideas que no se ajustan a las normas modernas de conducta. La Albania comunista no llegó a tanto, de hecho los griegos albaneses memorizaban el poema en el colegio. Pero, para no extenderme más sobre el tema, dejo un video de los Simpson que lo ilustra de  forma divertida.





2 comentarios:

  1. Si uno leyera tu artículo sin el conocimiento de que se trata de una reseña de un libro que documenta una etapa concreta de la historia de Albania, pensaría que estaba ante una crónica ágil de cualquier serie distópica de las que se llevan ahora: una combinación ingeniosa de disparate conspiranoico con su adobo de crítica social y su pizca de intriga. De hecho, si yo tuviera alguna responsabilidad en la editorial, cambiaría la etapa y la contraportada del libro, y en vez de hablar de Albania me inventaría un, por ejemplo, Reino de Cazcarrias ( en inglés, the Kingdom of Kaskarry). Lo de Enver Hoxha ni lo tocaría. Añadiría la etiqueta "pronto en tu canal de series favorito", y, hale, a vender. Otra portada alternativa es "Kafka en Albania", pero tiene menos gracia y suena a intelectual, o sea, que no. Es una lástima que los autores y la editorial hayan sido tan honestos: leeremos el libro cuatro tíos raros y, cuando podamos sentarnos en una terraza a tomar un café sin miedo a los virus ni a los nanochips disueltos en los azucarillos hablaremos de la historia como disparate y de Enver Hoxha y Kim Jong-un.
    Un abrazo.

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    1. Cuando quieras quedamos para escribir la nueva serie de éxito The kindom of Kaskarry (el título me ha encantado, sobre todo in english, Mr. Signes). Seguro que tendríamos miles de seguidores que irían poniendo muñequitos de la serie en distintos monumentos de todo el mundo. Bromas aparte, lo más triste de todo es que había elaborado otro artículo que comparaba punto por punto las voces de la Albania comunista con la sociedad contemporánea, ya que por desgracia esta distopía no es un libro ni una serie sino que se ha convertido en realidad (salvando las distancias de que esta “dictadura” es mucho más sutil). Ese artículo lo dejaré para otra ocasión. O, mejor, lo reservaré para un ensayo.

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