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lunes, 12 de abril de 2010

Los fantasmas en la mochila 2. La España Adolescente


Corona de espinas y disciplina. Lo que nos pierde a los españoles es un gran amor por la autoflagelación, no en balde las procesiones tienen tanto arraigo en nuestro país. La autocrítica es sana; la mortificación, una herencia enfermiza de santa Teresa. Los extranjeros- ¡qué majos!-, como no quieren que desfallezca esta llama mortificante, nos ayudan con no menos empeño. Y nosotros, para no llevarles la contraria, vestimos el capirote de nazareno y nos laceramos el trasero durante todo el año.
¿De dónde nos viene esa pasión por los latigazos? Yo siempre hablo de la España Adolescente. El adolescente pasa por momentos de autoelogios exagerados y de autodesprecios, y busca la aprobación de los demás. ¿No estamos obsesionados por cómo nos ven en Europa? El jovencito idealiza su infancia, de ahí que algunas de nuestras autonomías hagan de su pasado histórico un paisaje bucólico. Esto a veces nos trae algún que otro quebradero de cabeza. Valga un botón. Andalucía y Extremadura tuvieron un toma y daca sobre si el flamenco y el cante hondo eran patrimonio de cada una de ellas. Lástima, pero me quedé sin saber cómo acabó este interesantísimo debate escolástico.
Como buenos adolescentes nos apresuramos a cumplir el tópico y, a diferencia de los alemanes que se niegan a poblar sus calles de tiroleses en pantaloncitos cortos, nos vestimos de bailaores y cantaoras, tal como lo muestra Bienvenido Mister Marshall. Los resultados de tan brillante idea están en la memoria de todos. La misma exageración grotesca de algunas películas españolas como Átame, que fue criticada en USA por su sexo demasiado explícito, despertó el orgullo patrio entre algunos locutores de televisión. Estos actuaban como aquellos alumnos que desean decir algo subido de tono para poner a prueba al profesor, y que aquél mira con una sonrisa porque son baladronadas propias de críos.
¿Por qué los extranjeros están abandonando España? Porque les estamos defraudando. Comenzamos a dejar de ser adolescentes: cumplimos nuestros horarios y hacemos las cosas, si no perfectas, aceptables. Vista la rentabilidad del tópico, me pregunto si así como Joaquín Costa proponía doble llave al sepulcro del Cid deberíamos destruir esta herencia de colorido folclore que se engloba dentro de lo que llamamos eufemísticamente: “lo nuestro”. Por desgracia, el proceso es imparable. Al caballero de la mano en el pecho, vestido de negro, ha sucedido el brillo mediterráneo de Gaudí y, como nuestros turistas han perdido el sabor de lo autóctono, prefieren abandonar el país antes que despojarse de un tópico tan arraigado y querido.
Y es que no es fácil desembarazarse de los fantasmas de la mochila. Decir la verdad es peligroso. A Sócrates le condenaron a beber cicuta. Él, en boca de Platón, se había tomado la revancha echando a los poetas de la República. A Borges no le concedieron el Nobel, porque se atrevió a taracear su literatura con laberintos, libros de arena y enigmas, y no con gauchos y el paisaje de la pampa. ¿Cuál fue su error? Si se hubiera limitado a escribir literatura gauchesca, sin duda el comité Nobel le habría concedido el premio. A estas alturas sabríamos que la Argentina es un país exclusivamente gauchesco. Antonio Lanzas, un antropólogo que ha vivido muchos años en África, decía que era muy difícil encontrar leones en el continente porque huían de los seres humanos, y no pobló su excelente libro de viajes de toda la rica fauna africana. Su libro, una autobiografía apasionante, no era verídico porque no se ajustaba a lo que esperábamos de un continente tan pintoresco. Si Lanzas no se hubiera olvidado de ellos, que es lo que tocaba, su libro habría obtenido la aprobación de sus lectores entusiastas. No hizo como García Márquez, un escritor consagrado. ¿Saben por qué le concedieron el Nobel? Porque cumplió las expectativas y vistió el liqui, liqui, el traje nacional colombiano; sólo le faltó recibir el premio al ritmo de un vallenato, pero, bueno, ya se sabe: ¡Nadie es perfecto!
Un ultimo apunte. Confieso que tengo mis prejuicios: cuando veo una novela rusa, aunque lo desconozca todo sobre el autor, la compro. Tal vez sea una temeridad creer que los rusos escriben genéticamente buena literatura o que los alemanes componen buena música clásica, pero- ¡qué le vamos a hacer!- a fin de cuentas uno no es de piedra y se deja llevar por los fantasmas de su mochila.

8 comentarios:

  1. Tienes razón Joaquín, ya no hacemos más que defraudar a los extranjeros. Zapatero debería pensar más en esto, en vez de empeñarse en salir en la foto al lado de Obama. Yo, en primer lugar, haría obligatorio el uso de la boina por los estudiantes desde la guardería; iniciaría una campaña en los institutos para que los alumnos no se afeitaran el bigote (subvencionaría al respecto una ONG "pro pervivencia del bozo hispánico") y pondría iva 0 a productos como Soberano, Veterano, las toreras y las patatas bravas.

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  2. El tipo con bigotito y la boina de marras ya no es lo que era. Ahora el tópico se ha ensanchado, nos hemos enriquecido con algunas aportaciones eurodiversas: además de andaluz se permite ir vestido de zaragüell, aunque no está muy bien visto, de maño o de zaragato. Si Amenábar hubiera puesto a Martirio o a alguien bailando la jota en vez de la esmirriá y blancurria de la Nicole Kidman en "Los Otros" probablemente habría ganado el oscar. Y luego, ¿con qué cara queremos que nos acepten en Europa?

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  3. Un ejemplo real de la rentabilidad económica del tópico. Hace años tuve que dar clases de español a dos alumnos coreanos. Habían traído de su país un manual que tenía como protagonista a un coreano muy simpático que se dedicaba -deduje por los dibujos- a visitar todos los tablados flamencos de Andalucía. La portada del libro en cuestión exhibía la figura orgullosa de un torero con la capa en posición de espera.
    Y, ya puestos, otra más: una vez oí a un profesor del Instituto Cervantes de Teherán las declaraciones de unas alumnas a una pregunta suya sobre sus motivaciones para aprender nuestro idioma. Nada de Cervantes, Lorca, García Márquez y demás. Las muchachas en cuestión lo que querían era entender las canciones de Ricki Martin. ¡Olé!

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  4. Queridos Joaquín y Ricardo, tuve la ocasión de ir a un restaurant español en Long Beach, California, con música española y bailaores flamencos y estaba lleno de norteamericanos admirando los hermosos cantos y danzas típicas. Me llamó mucho la atención, la bailarina principal tenía rasgos asiáticos. Tengo algunas fotos, las busco y se las mando.
    En la calle peatonal de Santa Mónica, la gente se reúne masivamente a escuchar a un dúo flamenco, and so on. ...Les puedo asegurar que los únicos espectadores de habla hispana éramos mi esposo y yo. Con respecto a Borges, mis lecturas me dicen que no recibió el premio Nobel por estar en contra de algunos fuertes políticos, entre ellos, el general Perón. Por supuesto yo no soy experta en las consideraciones del Nobel, pero es obvio que son premios políticos. El premio 2009 fue a las claras para mostrar una postura anti nazi, por ejemplo.
    Saludos!
    Myriam

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  5. Lo de la bailaora asiática no me extraña, puesto que algunos de nosotros no hacemos honores a "nuestra tradición". Soy un español incompetente; no sé bailar flamenco ni cante hondo. Un amigo mío, en Edimburgo, para darle gusto a los guiris le hizo una demostraciòn de flamenco "gore" con gritos desgañitados y fuertes patadas en el suelo. Aquellos se lo tomaron en serio, mientras yo tenía que realizar esfuerzos para contener la risa. Es difícil superar los tópicos, Camba decía que en Alemania y USA cualquier español había de ejercer de andaluz. ¡Ay del mexicano que no sepa cantar rancheras! En la novela "el tunel" el oficial de aduanas le dice al argentino aue acaba de llegar a París. "Hace calor, pero ustedes ya están acostumbrados, ¿no?" Sabato hace un análisis de la mentalidad cartesiana del aduanero francés: usted procede de Sudámerica y al sur hace calor, luego en Bariloche... Respecto a Borges, es curioso que un hombre tan inteligente fuera tan ingenuo en política. Él,que era modesto, al menos lo reconocía. Corrígeme si me equivoco: ¿No dijo del general Videla que era todo un caballero? Creo, como tú dices, que su antiperonismo no sólo le costó el Nobel sino que le cegó en alguna de sus apreciaciones.

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  6. Soy conforme que Antonio Lanzas ha escrito el libro admirable. Sin embargo la originalidad del libro y la mirada especial a África es dignidad del libro.Los personas la estimarán, si el libro va a tener la vida.

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  7. Hay ocasiones en que el escritor está a la altura de su obra, porque de por sí es un personaje, este es el caso de Antonio. Conocerlo es darse de bruces con un personaje y una forma de vida, como sacada de los libros de aventuras. Me recuerda a estos reporteros de guerra que, acostumbrados a las emociones al límite, no consiguen acostumbrarse a la rutina diaria. Precisamente, uno de los mayores méritos de su libro es que nos habla de África no como un turista sino como alguien que la ha vivido desde dentro. Lo que hace que su lectura, lejos de ser una guia turística, se convierta en una experiencia insustituible.

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  8. Le doy las gracias por haber respondido a mi comentario. Quiero hacer la observación de que en la literatura no es importante sólo la trama, sino también la forma de exponer esta trama. Distintos escritores pueden escribir de forma diferente sobre una misma situación, por lo tanto un libro se hace popular y el otro jamás llega a serlo. El problema no está en si los tigres están presentes en el libro. Cada libro tiene el espíritu del escritor que lo ha escrito, su representación de la vida y los acontecimientos. El escritor nos guía por su trama. Nosotros elegimos por que escritor queremos ser guiados.

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