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NOVELA: SOMBRAS DE CRISTAL


 1. SOMBRAS DE CRISTAL EN POCAS PALABRAS.

El inspector Cherubino persigue a David Kalender, un criminal capaz de mezclarse con la multitud, mimetizarse con los edificios y de ver a través de los ojos de los viandantes. Sus pesquisas policiales le llevan a deambular por varios países y, cuando casi alcanza a su presa, se siente atrapado en un escenario, un supuesto barrio de París o Roma. ¿Cómo iba a imaginar, al contemplar uno de sus palacios o pasear por una de sus bulevares, que se estaba sepultando en un mausoleo gigantesco? Y es que la belleza arquitectónica de esta metrópoli gemela distrae la atención del policía que, encandilado por el espejismo, se adentra más y más en el laberinto. Al principio se  cree dueño de sus pasos; al cabo de unos días o quizás de unas horas, se pierde por esta ciudad museo en la que para sobrevivir debe ajustarse a una rígida etiqueta, cuyo maestro de ceremonias es David Kalender.

2. EL RELOJ SE DETUVO A LAS DOCE

A las doce de la mañana sonó un reloj fantasma. Al toque de estas campanas nuestro reloj de cuco dejó de sonar. Su complicado mecanismo se despanzurró, como si alguien se hubiera tomado la molestia de destripar sus entrañas y nadie pudo arregarlo... En el ayuntamiento destacaba la inmensa torre que  señalaba las doce. Las campanas emitieron un sonido lúgubre, como si se solidarizaran con la quietud del aire. Al toque de estas, el reloj de pulsera de su levita dejó de funcionar. A partir de ese momento tendría que guiarse por el reloj del ayuntamiento que dictaba la hora oficial para todos los ciudadanos del Museo.
Esperó en vano que se hiciera la una, las dos y las tres, porque  la torre marcaba con parsimonia la misma hora a lo largo del día, y cada sesenta minutos sus agujas se fijaban en la misma posisición inflexible.

Sombras de Cristal   

Una historia que te atrapará en su boca